Podemos hacernos una idea entonces de que el método más eficaz, rápido y duradero de enseñar a los niños a respetar el medio ambiente y a adentrarse en lo que implica, es el juego.
El juego es una actividad innata en el hombre y a través de él, los niños incorporan elementos del mundo exterior y ganan experiencias de acción en respuesta a las características de los objetos.
En el caso de los juegos científicos, como puede ser el dedicado al medio ambiente, los pequeños se apropian del saber a partir de la actividad y dejan de ver la ciencia como algo ajeno a ellos.
A través de los ecojuegos, juegos dedicados a la concienciación social sobre medio ambiente, se introduce en la educación infantil conceptos científicos, transmitiendo mensajes sobre la importancia de cuidar nuestro entorno, al igual que maneras sencillas de entender los procesos ecológicos.